
Ya hay evidencias sobre el nivel de subida del mar, la desertización de amplias regiones, los efectos climáticos cada vez más devastadores y la disminución progresiva de la biodiversidad.
También sabemos que cada una de ellas conllevará consecuencias en el modo de vida de las personas y sociedades. Por ejemplo, el cambio climático ya está afectando a la distribución de precipitaciones en amplias zonas del planeta, con una progresiva desertización que afectará a la cantidad y calidad de las cosechas, provocando hambrunas y en consecuencia el inicio de conflictos por la posesión del agua, que, unido a lo anterior, será el catalizador de nuevos procesos migratorios que darán paso a nuevos elementos de confrontación.
Si hablamos de las consecuencias económicas a nivel global también se establecen proyecciones sobre el impacto en el PIB (el índice de riqueza) de la economía mundial. Un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters analiza cómo estos y otros impactos del calentamiento global tienen efectos y según sus datos, el PIB mundial podría reducirse un 37% hasta 2100 por este motivo. Así, la caída sería más del doble de la sufrida durante la Gran Depresión.
Investigaciones realizadas por universidades europeas y estadounidenses inciden en que los costes económicos del cambio climático podrían multiplicarse por seis sobre los cálculos realizados hasta ahora. Son proyecciones con un rango amplio de incertidumbre, pero aportan un indicador relevante. Los modelos anteriores se basaban en los daños a corto plazo y no tenían en cuenta la continuidad del cambio climático. Eso a pesar de las pruebas de que las sequías, los incendios, las olas de calor o las tormentas tienen efectos sobre la salud, el ahorro y la actividad laboral que causan costes a largo plazo.
En general, se establece un proceso de concienciación más o menos profundo sobre estos sucesos y se toma a los Gobiernos y entidades supranacionales como referentes e inductores de las decisiones de cambio. Y eso ha de ser así, del mismo modo que cada uno de nosotros ha de ser también consecuente que vivimos en el mismo planeta y hemos de actuar en conciencia en las acciones de nuestro día a día.
Pero, ¿cómo se toma la economía, y las empresas en particular, estos hechos? Partiendo de la base que si hay un elemento común en las empresas es la Cuenta de Resultados debemos entender cómo pivota el factor de cambio climático y sus consecuencias sobre las estrategias de las empresas a la hora de acometer esa adaptación a los nuevos escenarios que se presentan.
Cada empresa tiene sus ritmos, capacidades y visión, pero hay elementos que sí son cruciales a la hora de orientar la actividad hacia un modelo compatible con la sostenibilidad y, a la vez, encontrar oportunidades que ofrezcan ventajas competitivas que afecten positivamente a ¡eso es! de nuevo, la Cuenta de Resultados y a largo plazo.
Cada uno tiene sus razones y circunstancias, y puede darse el caso que los Seguidores y los Expectantes visualicen a la Pioneros como elementos de aprendizaje y permitan aprender de sus errores… pero en la economía y en empresa el tiempo vuela y se puede deducir que una visión basada en la creación de valor a través de la Sostenibilidad da lugar a la creación de oportunidades y ventajas competitivas que permitan consolidar un nuevo liderazgo en sus áreas de actividad, pudiendo limitar las capacidades de quienes hayan entrado en el juego más tarde y con ello el valor de sus resultados.
Entendida como el conjunto de reglas, normas y disposiciones que se aprueban por las entidades Gubernamentales y se trasladan a la sociedad y a las empresas como leyes de obligado cumplimiento.
Si hablamos de la Sostenibilidad, la Regulación es un factor clave en el proceso de transformación hacia una sociedad basada en prácticas de desarrollo sostenible al legislar y aplicar normativas que pueden afectar sustancialmente procesos de negocio que hasta la fecha de desarrollaban de una determinada manera a otros que conlleven esfuerzos de adaptación importantes.
En materia de Sostenibilidad, hablamos de los tres pilares que la sustentan: Economía Circular, Gestión de Emisiones y la propia Responsabilidad Social cuando hablamos de los trabajadores y su entorno.
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