El cumplimiento normativo evoluciona en todo el mundo y afecta a todos los sectores. La regulación es cada vez mayor y complica el trabajo de las empresas.
La gestión de la conformidad con los requerimientos legales de entidades públicas y privadas implica para las empresas más esfuerzo y más recursos.
Suben costos directos como la planificación de nuevas regulaciones, el despliegue de esos planes, así como la documentación y defensa de la ejecución.
Suben también los costos indirectos, que incluyen el tiempo de comercialización, los costos operativos, la eficiencia, la calidad del producto y los impactos tanto en los organismos regulatorios como en el mercado.
La transformación digital alcanza esta parcela del cumplimiento normativo y confiere competitividad a las empresas por medio de una gestión digital avanzada del compliance.
La regulación excede las posibilidades de una respuesta manual y se da paso a los Sistemas de Gestión e Información Regulatoria (SGIR).